El documental titulado La Doctrina del Shock se ha convertido en lo más comentado en muchas redes sociales. ¡Por fin, ¡lo que estábamos esperando!, clamaron muchos, tras verlo en el canal 2 de TVE.
El documental denuncia la influencia de Milton Friedman y los Chicago Boys en la economía mundial en las últimas décadas. Desde Chile hasta Gran Bretaña, esas tesis económicas basadas en suprimir al estado y dejar mano libre al mercado, se han impuesto aprovechando grandes crisis como guerras, devastaciones naturales, golpes de Estado o hasta el 11 de septiembre. Aprovechando los shocks. El documental está basado en un libro del mismo nombre escrito en 2007 por Naomi Klein.
Es un documental bien montado, muy entretenido, y desde luego, de esos que prenden los debates que tanto hacen falta en este país, pero ¿en qué acierta y en qué genera dudas?.
Acierta al decir que las tesis de Milton Friedman han sido en gran parte las causantes de los males que hoy padecemos. Cuando el Estado desaparece y se deja todo “a la mano invisible” de los mercados, surgen las hecatombes financieras. Creo que ya eso ha sido aceptado hasta por los más liberales.
El documental narra con bastante precisión la caída de la URSS, el derrumbe del Estado, y de cómo el país queda atrapado en manos de agiotistas y empresarios sin escrúpulos, mientras millones de personas sufrían la pobreza.
Pero decir que esas fuerzas destructivas están basadas en unos experimentos de electroshock cerebrales de los años cincuenta, es exagerado. Según Klein (y el documental), unos señores muy malos han transplantado esos electroshocks a grandes masas para hacerlas manipulables y que acepten cualquier cosa.
No señor, la crisis financiera reciente es producto de la codicia humana. Y las tesis de Friedman dieron rienda suelta a esa codicia. Una codicia que no tenía controles de ningún tipo. Pero relacionar la crisis con los electroshock de los años cincuenta me parece tramposo. En el siglo XVII Holanda tuvo una crisis financiera basada en la especulación con semillas de tulipán. No había experimentos cerebrales con electroshock, que se sepa. Fue la codicia irracional no la CIA.
Otra cosa: las tesis de Milton Friedman fueron un fracaso en América Latina. Cierto. Pero decir que los Chicago Boys estaban detrás de los golpes de estado de los años setenta en Latinoamérica es deshonesto. No. Estábamos en plena Guerra Fría. Era la guerra entre EEUU y la URSS principalmente, y su campo de batalla era el planeta. La CIA movía sus recursos para evitar la expansión del comunismo, y la URSS y China movían sus recursos a través de las guerrillas para promoverla. A veces ganaban unos. A veces, otros. Y con crueldad en ambos casos.
Más dudas. La invasión de Afganistán no fue producto de una conspiración de economistas para aprovechar la teoría del shock social, sino el producto de la venganza. EEUU quería cazar a Bin Laden después del 11-S, y aprovechó aquella invasión para eliminar al régimen talibán, que por cierto, nadie echaría de menos. Pero en el documental no se dice nada de lo que ha significado este régimen talibán, de cómo destruyó vidas, y cómo hizo retroceder a la mujer a un régimen medieval.
El documental, dirigido por Michael Winterbottom es un producto ‘pret-a-porter’ para aquellos que desean calzar sus ideas con unas imágenes. ¡Por fin, lo que estábamos esperando!, decían muchos en internet. Y tenía partes que yo suscribo y de las que he escrito casi con las mismas palabras en un libro sobre la crisis.
Pero uno de los principales errores del ser humano es no admitir que los prejuicios nos pueden nublar el razonamiento. El documental aprovecha esos prejuicios para lanzar unas ideas que poco a poco desvían el tiro y acaban desvariando. Lástima.
Por fortuna, prefiero estos documentales y los debates que suscitan en la red, a los aburridos programas y shows de siempre en televisión.
Fuente
El documental denuncia la influencia de Milton Friedman y los Chicago Boys en la economía mundial en las últimas décadas. Desde Chile hasta Gran Bretaña, esas tesis económicas basadas en suprimir al estado y dejar mano libre al mercado, se han impuesto aprovechando grandes crisis como guerras, devastaciones naturales, golpes de Estado o hasta el 11 de septiembre. Aprovechando los shocks. El documental está basado en un libro del mismo nombre escrito en 2007 por Naomi Klein.
Es un documental bien montado, muy entretenido, y desde luego, de esos que prenden los debates que tanto hacen falta en este país, pero ¿en qué acierta y en qué genera dudas?.
Acierta al decir que las tesis de Milton Friedman han sido en gran parte las causantes de los males que hoy padecemos. Cuando el Estado desaparece y se deja todo “a la mano invisible” de los mercados, surgen las hecatombes financieras. Creo que ya eso ha sido aceptado hasta por los más liberales.
El documental narra con bastante precisión la caída de la URSS, el derrumbe del Estado, y de cómo el país queda atrapado en manos de agiotistas y empresarios sin escrúpulos, mientras millones de personas sufrían la pobreza.
Pero decir que esas fuerzas destructivas están basadas en unos experimentos de electroshock cerebrales de los años cincuenta, es exagerado. Según Klein (y el documental), unos señores muy malos han transplantado esos electroshocks a grandes masas para hacerlas manipulables y que acepten cualquier cosa.
No señor, la crisis financiera reciente es producto de la codicia humana. Y las tesis de Friedman dieron rienda suelta a esa codicia. Una codicia que no tenía controles de ningún tipo. Pero relacionar la crisis con los electroshock de los años cincuenta me parece tramposo. En el siglo XVII Holanda tuvo una crisis financiera basada en la especulación con semillas de tulipán. No había experimentos cerebrales con electroshock, que se sepa. Fue la codicia irracional no la CIA.
Otra cosa: las tesis de Milton Friedman fueron un fracaso en América Latina. Cierto. Pero decir que los Chicago Boys estaban detrás de los golpes de estado de los años setenta en Latinoamérica es deshonesto. No. Estábamos en plena Guerra Fría. Era la guerra entre EEUU y la URSS principalmente, y su campo de batalla era el planeta. La CIA movía sus recursos para evitar la expansión del comunismo, y la URSS y China movían sus recursos a través de las guerrillas para promoverla. A veces ganaban unos. A veces, otros. Y con crueldad en ambos casos.
Más dudas. La invasión de Afganistán no fue producto de una conspiración de economistas para aprovechar la teoría del shock social, sino el producto de la venganza. EEUU quería cazar a Bin Laden después del 11-S, y aprovechó aquella invasión para eliminar al régimen talibán, que por cierto, nadie echaría de menos. Pero en el documental no se dice nada de lo que ha significado este régimen talibán, de cómo destruyó vidas, y cómo hizo retroceder a la mujer a un régimen medieval.
El documental, dirigido por Michael Winterbottom es un producto ‘pret-a-porter’ para aquellos que desean calzar sus ideas con unas imágenes. ¡Por fin, lo que estábamos esperando!, decían muchos en internet. Y tenía partes que yo suscribo y de las que he escrito casi con las mismas palabras en un libro sobre la crisis.
Pero uno de los principales errores del ser humano es no admitir que los prejuicios nos pueden nublar el razonamiento. El documental aprovecha esos prejuicios para lanzar unas ideas que poco a poco desvían el tiro y acaban desvariando. Lástima.
Por fortuna, prefiero estos documentales y los debates que suscitan en la red, a los aburridos programas y shows de siempre en televisión.
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