Fernando Moreno Bernal – ATTAC Andalucía
Tras la Segunda Guerra Mundial los planificadores daban por sentado que EE.UU. saldría de la guerra en una posición de dominio abrumador, e instaron al establecimiento de una Gran Zona en la que EE.UU. mantuviera un “poder incuestionable” con “supremacía militar y económica”, que garantizase al mismo tiempo la “limitación de cualquier ejercicio de la soberanía” por parte de otros Estados, que pudiera interferir con sus designios globales. La Gran Zona debía incluir el Hemisferio Occidental, el Lejano Oriente, el Imperio británico (que incluía las reservas de energía de Oriente Próximo) y la parte de Eurasia que fuera posible, al menos su centro industrial y comercial en el Oeste del continente europeo. El presidente Roosevelt tenía por objetivo la hegemonía de Estados Unidos en el mundo de la posguerra. Las circunstancias han cambiado y las tácticas se han ajustado a ellas, pero los principios básicos se mantienen hasta el presente.
En los cables de Wikileaks se habla de “El Gran Juego”, la “liberación” de Irak, Libia, Sudán, Siria, Líbano, Irán y Somalia. Es decir, la “liberación” de casi toda África, del Gran Oriente Medio y de Asia Central. Quienes dirigen ese Imperio parecen estar convencidos de que si no se actúa rápido, China o Rusia podrían entre tanto hacerse fuertes y poner en peligro su hegemonía mundial.
¿Qué tienen estos siete países en común? Que ninguno de ellos pertenece al Banco de Compensaciones Internacionales – BIS, quedando fuera del alcance del banco central de los banqueros centrales en Suiza, y ninguno de ellos reconoce la legalidad del Estado de Israel.
Realidad Libia previa al ataque de la OTAN
Según Wikipedia a Libia actualmente se le adjudica la esperanza de vida más alta de África continental (solo es superada por la isla británica de Santa Helena), con 77,65 años. También cuenta con el PIB nominal per cápita más alto del continente africano. Además, Libia ocupa el primer puesto en Índice de desarrollo humano de África.
Mientras las Naciones Unidas trabajaba a finales de febrero para condenar el líder libio Muamar el-Gaddafi por tomar medidas enérgicas contra los manifestantes, el Consejo de Derechos Humanos de la misma ONU estaba a punto de aprobar un informe repleto de alabanzas sobre los derechos humanos en Libia. Este documento elogiaba a Libia por mejorar las oportunidades educativas, por hacer de los derechos humanos una “prioridad” y por mejorar su marco “constitucional”.
Los libios tienen, o tenían hasta ahora, derecho a sanidad gratuita, y sus hospitales estaban equipados con el mejor equipamiento médico. La educación en Libia es gratuita, y los jóvenes capaces tienen la oportunidad de estudiar en el extranjero a expensas del gobierno. Al casarse, las parejas jóvenes reciben 60,000 dinares (unos 50,000 dólares) de ayuda financiera. El estado otorga préstamos sin intereses, y aparentemente, sin fecha. Debido a los subsidios del gobierno el precio de los coches es mucho menor que en Europa, para que estén al alcance de todos. La gasolina y el pan cuestan un centavo, y la agricultura no paga impuestos. En el país (de 4 millones de habitantes) hay pleno empleo. Y casi tres millones de puestos para extranjeros .
Gaddafi lideraba un movimiento panafricano para rechazar el dólar y el euro, y pidió a las naciones árabes y africanas utilizar una nueva moneda, el dinar de oro. Sugería un continente africano unido con 200 millones de personas utilizando esta moneda única. Durante el año pasado, la idea fue aprobada por muchos países árabes y la mayoría de países africanos. Los opositores solo fueron la República de Sudáfrica y la cabeza de la Liga de Estados Árabes. La iniciativa fue vista negativamente por los EE.UU. y la Unión Europea, con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, llamando a Libia ”una amenaza para la seguridad financiera de la humanidad”; pero Gaddafi no se dejó influir y siguió empujando para la creación de una África unida.
Un hecho que rara vez se menciona es que el Banco Central de Libia es 100% de propiedad estatal. En la actualidad, el gobierno libio crea su propio dinero, el dinar libio, a través de los medios de su propio banco central. Pocos pueden discutir que Libia es un país soberano con sus grandes recursos propios, capaces de sostener su propio destino económico.
Para hacer negocios con Libia hay que pasar por el Banco Central de Libia y usar su moneda nacional. No solo tiene petróleo. Según el FMI, el banco central tiene cerca de 144 toneladas de oro en sus bóvedas. Con ese tipo de reservas, ¿quién necesita al Banco Internacional de Pagos, al FMI y sus reglas?
Las funciones del Banco Central de Libia son la emisión y regulación de los billetes y monedas en Libia” y la gestión y emisión de todos los préstamos del Estado. El banco estatal de Libia emite la moneda nacional y presta dinero para fines estatales. Eso explicaría de dónde obtiene Libia el dinero para ofrecer educación y atención médica gratuitas y préstamos sin intereses de $ 50,000 para los recién casados. También explicaría de dónde obtuvo el país los $ 33 mil millones para construir el proyecto Gran Río Artificial.
¿A quién no le agrada un régimen así?
Acabar con su soberanía nacional y con el Banco Central de Libia (CBL) puede no aparecer en los discursos oficiales, pero es sin duda la prioridad de la agenda de”los defensores de los derechos humanos occidentales” para absorber a Libia entre las naciones obedientes. Ya el 19 de marzo los “rebeldes”anunciaron la “designación del Banco Central de Bengasi como autoridad monetaria competente en las políticas monetarias en Libia y el nombramiento de un gobernador del Banco Central de Libia, con una sede temporal en Bengasi”. Nunca antes se había oído hablar de un banco central creado en cuestión de semanas durante un levantamiento popular. Esto sugiere que los rebeldes son algo más que un montón de pobres en trapos y que hay algunas influencias bastante sofisticadas detrás de su movimiento .
Con energía, agua y crédito suficiente para desarrollar su infraestructura, una nación puede ser libre de las garras de los acreedores extranjeros. Y eso puede ser la verdadera amenaza de Libia: puede mostrar al mundo lo que es posible hacer.
La mayoría de los países no tienen petróleo, pero las nuevas tecnologías podrían hacer que los países no productores de petróleo sean energéticamente independientes, sobre todo si los costes de infraestructura se reducen a la mitad con préstamos del propio banco de propiedad pública de la nación. La independencia energética liberaría a los gobiernos de la telaraña de los banqueros internacionales, y de la necesidad de trasladar la producción nacional a los mercados extranjeros para pagar deudas.
Nueva guerra por petróleo, agua, bancos y control geoestratégico de África
África es poseedoras de enormes recursos naturales perseguidos por las transnacionales anglosajonas, pero también por China, Rusia y otras nuevas potencias medias. Estamos en la hora final del periodo que se inició a finales de 1990 con las invasiones de Ruanda e Irak, enclaves privilegiados para el dominio del África Central y del Gran Medio Oriente.
La guerra de Libia es la guerra por el control de todos los recursos de África.
El jueves 2 de junio los líderes rebeldes de Libia enviaron un mensaje al primer ministro de Israel, diciendo que solicitarán relaciones diplomáticas con este país si llegan al poder. Esta declaración ha sido previa al reconocimiento de la autoridad del Consejo de Transición por el consorcio de fuerzas occidentales reunidas en Abu Dabi, la liberación de fondos en occidente del Gobierno Libio para este CT, y las visitas de Alemania y Rusia a Bengasi. La iniciativa supone el apoyo de Israel y que el Consejo de Transición se acabará haciendo con el control del Estado Libio.
Supone también el traslado de la sede del Áfricom, actualmente en Stuttgart (Alemania) a Bengasi, y el establecimiento de Bases militares USA en Libia, una más sobre las reservas de petróleo.
Supone la privatización de las reservas fósiles de agua de los pozos de Nubia, a favor de las tres multinacionales francesas que monopolizan el comercio de agua internacionalmente. También la privatización de la salud y educación. La pobreza y miseria para la ciudadanía Libia que perderá el puesto en Índice de Desarrollo Humano.
Supone, por fin, la pérdida de soberanía popular y un ejemplar castigo para los que intenten en el futuro mantener cierto grado de independencia y soberanía.
Fuente
Tras la Segunda Guerra Mundial los planificadores daban por sentado que EE.UU. saldría de la guerra en una posición de dominio abrumador, e instaron al establecimiento de una Gran Zona en la que EE.UU. mantuviera un “poder incuestionable” con “supremacía militar y económica”, que garantizase al mismo tiempo la “limitación de cualquier ejercicio de la soberanía” por parte de otros Estados, que pudiera interferir con sus designios globales. La Gran Zona debía incluir el Hemisferio Occidental, el Lejano Oriente, el Imperio británico (que incluía las reservas de energía de Oriente Próximo) y la parte de Eurasia que fuera posible, al menos su centro industrial y comercial en el Oeste del continente europeo. El presidente Roosevelt tenía por objetivo la hegemonía de Estados Unidos en el mundo de la posguerra. Las circunstancias han cambiado y las tácticas se han ajustado a ellas, pero los principios básicos se mantienen hasta el presente.
En los cables de Wikileaks se habla de “El Gran Juego”, la “liberación” de Irak, Libia, Sudán, Siria, Líbano, Irán y Somalia. Es decir, la “liberación” de casi toda África, del Gran Oriente Medio y de Asia Central. Quienes dirigen ese Imperio parecen estar convencidos de que si no se actúa rápido, China o Rusia podrían entre tanto hacerse fuertes y poner en peligro su hegemonía mundial.
¿Qué tienen estos siete países en común? Que ninguno de ellos pertenece al Banco de Compensaciones Internacionales – BIS, quedando fuera del alcance del banco central de los banqueros centrales en Suiza, y ninguno de ellos reconoce la legalidad del Estado de Israel.
Realidad Libia previa al ataque de la OTAN
Según Wikipedia a Libia actualmente se le adjudica la esperanza de vida más alta de África continental (solo es superada por la isla británica de Santa Helena), con 77,65 años. También cuenta con el PIB nominal per cápita más alto del continente africano. Además, Libia ocupa el primer puesto en Índice de desarrollo humano de África.
Mientras las Naciones Unidas trabajaba a finales de febrero para condenar el líder libio Muamar el-Gaddafi por tomar medidas enérgicas contra los manifestantes, el Consejo de Derechos Humanos de la misma ONU estaba a punto de aprobar un informe repleto de alabanzas sobre los derechos humanos en Libia. Este documento elogiaba a Libia por mejorar las oportunidades educativas, por hacer de los derechos humanos una “prioridad” y por mejorar su marco “constitucional”.
Los libios tienen, o tenían hasta ahora, derecho a sanidad gratuita, y sus hospitales estaban equipados con el mejor equipamiento médico. La educación en Libia es gratuita, y los jóvenes capaces tienen la oportunidad de estudiar en el extranjero a expensas del gobierno. Al casarse, las parejas jóvenes reciben 60,000 dinares (unos 50,000 dólares) de ayuda financiera. El estado otorga préstamos sin intereses, y aparentemente, sin fecha. Debido a los subsidios del gobierno el precio de los coches es mucho menor que en Europa, para que estén al alcance de todos. La gasolina y el pan cuestan un centavo, y la agricultura no paga impuestos. En el país (de 4 millones de habitantes) hay pleno empleo. Y casi tres millones de puestos para extranjeros .
Gaddafi lideraba un movimiento panafricano para rechazar el dólar y el euro, y pidió a las naciones árabes y africanas utilizar una nueva moneda, el dinar de oro. Sugería un continente africano unido con 200 millones de personas utilizando esta moneda única. Durante el año pasado, la idea fue aprobada por muchos países árabes y la mayoría de países africanos. Los opositores solo fueron la República de Sudáfrica y la cabeza de la Liga de Estados Árabes. La iniciativa fue vista negativamente por los EE.UU. y la Unión Europea, con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, llamando a Libia ”una amenaza para la seguridad financiera de la humanidad”; pero Gaddafi no se dejó influir y siguió empujando para la creación de una África unida.
Un hecho que rara vez se menciona es que el Banco Central de Libia es 100% de propiedad estatal. En la actualidad, el gobierno libio crea su propio dinero, el dinar libio, a través de los medios de su propio banco central. Pocos pueden discutir que Libia es un país soberano con sus grandes recursos propios, capaces de sostener su propio destino económico.
Para hacer negocios con Libia hay que pasar por el Banco Central de Libia y usar su moneda nacional. No solo tiene petróleo. Según el FMI, el banco central tiene cerca de 144 toneladas de oro en sus bóvedas. Con ese tipo de reservas, ¿quién necesita al Banco Internacional de Pagos, al FMI y sus reglas?
Las funciones del Banco Central de Libia son la emisión y regulación de los billetes y monedas en Libia” y la gestión y emisión de todos los préstamos del Estado. El banco estatal de Libia emite la moneda nacional y presta dinero para fines estatales. Eso explicaría de dónde obtiene Libia el dinero para ofrecer educación y atención médica gratuitas y préstamos sin intereses de $ 50,000 para los recién casados. También explicaría de dónde obtuvo el país los $ 33 mil millones para construir el proyecto Gran Río Artificial.
¿A quién no le agrada un régimen así?
Acabar con su soberanía nacional y con el Banco Central de Libia (CBL) puede no aparecer en los discursos oficiales, pero es sin duda la prioridad de la agenda de”los defensores de los derechos humanos occidentales” para absorber a Libia entre las naciones obedientes. Ya el 19 de marzo los “rebeldes”anunciaron la “designación del Banco Central de Bengasi como autoridad monetaria competente en las políticas monetarias en Libia y el nombramiento de un gobernador del Banco Central de Libia, con una sede temporal en Bengasi”. Nunca antes se había oído hablar de un banco central creado en cuestión de semanas durante un levantamiento popular. Esto sugiere que los rebeldes son algo más que un montón de pobres en trapos y que hay algunas influencias bastante sofisticadas detrás de su movimiento .
Con energía, agua y crédito suficiente para desarrollar su infraestructura, una nación puede ser libre de las garras de los acreedores extranjeros. Y eso puede ser la verdadera amenaza de Libia: puede mostrar al mundo lo que es posible hacer.
La mayoría de los países no tienen petróleo, pero las nuevas tecnologías podrían hacer que los países no productores de petróleo sean energéticamente independientes, sobre todo si los costes de infraestructura se reducen a la mitad con préstamos del propio banco de propiedad pública de la nación. La independencia energética liberaría a los gobiernos de la telaraña de los banqueros internacionales, y de la necesidad de trasladar la producción nacional a los mercados extranjeros para pagar deudas.
Nueva guerra por petróleo, agua, bancos y control geoestratégico de África
África es poseedoras de enormes recursos naturales perseguidos por las transnacionales anglosajonas, pero también por China, Rusia y otras nuevas potencias medias. Estamos en la hora final del periodo que se inició a finales de 1990 con las invasiones de Ruanda e Irak, enclaves privilegiados para el dominio del África Central y del Gran Medio Oriente.
La guerra de Libia es la guerra por el control de todos los recursos de África.
El jueves 2 de junio los líderes rebeldes de Libia enviaron un mensaje al primer ministro de Israel, diciendo que solicitarán relaciones diplomáticas con este país si llegan al poder. Esta declaración ha sido previa al reconocimiento de la autoridad del Consejo de Transición por el consorcio de fuerzas occidentales reunidas en Abu Dabi, la liberación de fondos en occidente del Gobierno Libio para este CT, y las visitas de Alemania y Rusia a Bengasi. La iniciativa supone el apoyo de Israel y que el Consejo de Transición se acabará haciendo con el control del Estado Libio.
Supone también el traslado de la sede del Áfricom, actualmente en Stuttgart (Alemania) a Bengasi, y el establecimiento de Bases militares USA en Libia, una más sobre las reservas de petróleo.
Supone la privatización de las reservas fósiles de agua de los pozos de Nubia, a favor de las tres multinacionales francesas que monopolizan el comercio de agua internacionalmente. También la privatización de la salud y educación. La pobreza y miseria para la ciudadanía Libia que perderá el puesto en Índice de Desarrollo Humano.
Supone, por fin, la pérdida de soberanía popular y un ejemplar castigo para los que intenten en el futuro mantener cierto grado de independencia y soberanía.
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