martes, 22 de febrero de 2011

El objetivo central de esta película es poner al día la condición del esclavo moderno en el marco del sistema totalitario mercantil y dar a conocer las formas de mistificación que ocultan esta condición servil. Fue concebida bajo la única intención de atacar de frente la organización dominante del mundo.




En el inmenso campo de batalla de la guerra civil mundial, el lenguaje constituye una de nuestras armas. La intención es llamar las cosas por su nombre y revelar la esencia escondida de la realidad a través de la manera como es llamada. La democracia liberal, por ejemplo, es un mito ya que la organización dominante del mundo no tiene nada de democrático ni de liberal. Es, entonces, urgente sustituir el mito de la democracia liberal por su realidad concreta de sistema totalitario mercantil; se trata de divulgar esta nueva expresión a modo de una línea de pólvora dispuesta a incendiar las mentes con el desenmascaramiento de la naturaleza profunda de la dominación presente.

Algunos querrán encontrar aquí soluciones o respuestas preconcebidas del género “¿Cómo hacer la revolución?”. Este no es el propósito de esta película. Se trata más bien de hacer la crítica precisa de la sociedad a la que debemos combatir. Esta película es ante todo una herramienta militante cuyo propósito es hacer que la mayoría se cuestione y que la crítica se propague allí donde no tiene acceso. Las soluciones y los elementos del programa debemos construirlos juntos a través de la práctica. No necesitamos un gurú que venga a explicarnos cómo debemos actuar: la libertad de acción debe ser nuestro rasgo característico.

La crisis económica, social y política ha revelado el fracaso patente del sistema totalitario mercantil. Una brecha se ha abierto. Ahora se trata de atreverse (lanzarse) sin miedo pero de manera estratégica. Sin embargo hay que reaccionar rápidamente ya que el poder, perfectamente informado sobre el estado de la radicalización de las contestaciones, prepara un ataque preventivo sin precedentes. La urgencia de los tiempos nos impone la unidad más que la división ya que lo que nos une es más profundo que lo que nos separa. Es siempre muy cómodo criticar lo que hacen las organizaciones, los individuos o los diferentes grupos inspirados por la revolución social, pero, en realidad, estas críticas provienen de la voluntad inmovilista que intenta convencernos de que nada es posible. No hay que equivocarse de enemigo. Las viejas discusiones bizantinas en el campo revolucionario deben dar lugar a la unidad de acción de todas nuestras fuerzas. Hay que dudar de todo, incluso de la duda.

El texto y la película están libres de derechos, y pueden ser copiados, difundidos y proyectados sin la menor duda. Son además gratuitos y no pueden ser vendidos ni comercializados bajo ninguna circunstancia. Sería incoherente proponer una crítica de la omnipresencia de las mercancías con otra mercancía. La lucha contra la propiedad privada, intelectual u otra, es nuestra fuerza de ataque contra la dominación presente.

Esta película, difundida por fuera de cualquier circuito legal o comercial, no puede existir sin el apoyo de las personas que organizan la difusión o la proyección. No nos pertenece, pertenece a quienes quieran tomarlo para lanzarlo a la línea de fuego.

Jean-François Brient et Victor León Fuente


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